La corrosión puede afectar seriamente a sus procesos, lo que a su vez conlleva costosas reparaciones y paradas de la producción. La protección anticorrosiva adecuada le ayuda no solo a prolongar la vida útil de sus componentes, sino a protegerse además contra daños económicos.

¿Qué son los anticorrosivos?

Los anticorrosivos son sustancias que protegen las superficies metálicas o de otros materiales contra procesos indeseados de descomposición (corrosión). Una de las causas que puede provocar corrosión en un material es, por ejemplo, el contacto con agua.

Todo ello puede ocasionar gastos cuantiosos: según la World Corrosion Organization, los costes por daños debidos a la corrosión ascienden nada menos que a un 3-4% del producto interior bruto de todos los países industrializados. Para evitarlo se requiere una protección anticorrosiva perfectamente adaptada, capaz de preservar a largo plazo el material frente a los agentes nocivos, asegurando así la disponibilidad de sus instalaciones.

En función del entorno de aplicación, pueden emplearse diferentes lubricantes como protección anticorrosiva en la industria. Ya sea en forma de aceite, grasa, pasta o barniz de deslizamiento, en cualquier anticorrosivo es de importancia decisiva el efecto separador a largo plazo entre el componente y los medios circundantes.

Ventajas de los anticorrosivos industriales

La corrosión no sólo acorta considerablemente la vida útil de los componentes, sino que además puede ocasionar pérdidas de producción y costosos gastos de mantenimiento. Dichos daños se pueden prevenir eficazmente eligiendo un anticorrosivo adaptado a sus necesidades. Es importante tener en cuenta todos los requerimientos tribológicos (cargas mecánicas, temperaturas…).